sábado, 19 de septiembre de 2009

Albacete

Muchas ciudades, pueblos, villas y villorrios tienen nombres que empiezan por al- y tendemos a pensar que el origen árabe está tras ellos. Y en muchos casos es cierto, pero en otros muchos, no lo es.
Hay estudiosos que defienden que el origen de Albacete proviene del árabe Al-Wad-Cid, que a su vez proviene de la expresión ¡Ahí-Va-el-Cid! grito de terror de los habitantes del lugar cuando se aproximaba el Cid con su ejército. Uno piensa que es normal que la gente gritara de terror cuando viera llegar al Cid o a cualquier otro con su ejército a fustigar la ciudad.
Pero realmente no hay ningún documento que avale esta denominación.
Por otro lado tenemos a Sandro Weltz, mi animoso enemigo, que defiende que Albacete sí es de origen árabe pero que nada tiene que ver con el Cid, sino que proviene de la expresión Al-Wad-Vete, como saben Wad en árabe significa río, agua (Guadalquivir, Guadalete, Guadazaón...), y Al-Wad-Vete vendría a significiar "vete, agua", como si dijéramos "pasa de largo". Defiende Sandro que esta denominación es una premonición del trasvase que siglos después cruzaría esta provincia.
No merece ni un comentario la propuesta de Sandro Weltz, pobrecillo, menuda tontería.
El verdadero origen lo he desentrañado yo mismo después de haber estudiado mucho y sesudo, y tiene su raíz en una de las largas estancias de Washington Irving en España (entre 1826 y 1845). En uno de sus viajes por España W. I. llegó hasta Albacete, lugar que tenía otro nombre por aquel entonces, y observó con gran curiosidad que toda la gente de la ciudad iba siempre del brazo o, más bien, como decían ellos, al bracete. La gente iba paseando al bracete y a ellos se iban incorporando otros viandantes así hasta conformar grandes agrupaciones de personas caminando al bracete.
Esta costumbre le llamó notablemente la atención a W. I. quien escribió un artículo para el Mornging's Chronicles hablando sobre este hecho. La repercusión del artículo fue tal que miles de curiosos iban a ver ese lugar que cada vez más era conocido como Al Bracete. Y de AlBracete a Albacete, un paso, como podrá sospechar el avezado lector, la avezada lectora.
Por hoy vale.

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