viernes, 13 de noviembre de 2009

Villarrubia de los Ojos

He trabajado bastante para desentrañar el origen de esta toponimia, por eso quiero reseñar otros estudios antes de anotar mis conclusiones.
Para comenzar hablaré de Sandro Weltz y su estúpida deducción. Afirma que este pueblo se llama así porque tiene su origen en la palabra latina rubeus, zarza; al parecer la villa estaba rodeada de zarzas y de ajos, por eso se llamó Villa-Rubeus de los Ajos, que con los años devino en Villarrubia de los Ojos.
Yo soy bastante serio para estos asuntos así que cogí mi vespa y me fui al lugar y qué quieren que les diga: ni vi zarzas ni vi ajos. Además, tal como están las cosas uno siempre toma partido: o zarzas o ajos, y el nombre no queda con esa indecisión (como sucede con pueblos tan notables como Cebolla y Pepino, aquí ya reseñados).
Luego leí el magro estudio de don Fabián Martínez Redondo (Villarrubia de los Ojos. Una mirada al pasado sobre usos y costumbres) y da gusto, da gusto encontrarse (habituado como está uno a patanes de la calaña de Sandro Weltz) a personas serias y con conocimiento de causa. Habla don Fabián de la toponimia y se centra en una planta, ruber en su denominación latina, rubia en su nomenclatura castellana, que era propia del lugar y que tenía una gran utilidad: sus raíces servían para teñir de rojo las telas. Así el sitio fue conocido por Villa-Ruber y de los Ojos por los Ojos del Guadiana, que lloran (o más bien lloraban) cerca.
La idea no es mala, pero resulta confusa: ¿una planta llamada Rubia que tiñe de rojo?, ¿no sería más bien una planta llamada Pelirroja la que teñiría de rojo?, y una planta llamada Rubia teñiría de amarillo, obviamente. Además ese Villa-Ruber suena más a lugar al que van las reales infantas a dar a luz a sus retoños que a sitio donde vivir.
Un afamado literato de la localidad, Francisco Gómez Porro, afirma que el nombre del pueblo proviene de una peculiar característica: siempre que haces fotos a la gente del lugar sale con los ojos rojos, y esto viene sucediendo desde hace muchos siglos, incluso desde antes de la invención de las máquinas de fotos. Por eso al lugar se le llamaba la Villa de los Ojos Rojos. Como rojo en latín es ruber, pues de ahí proviene Villa Ruber de los Ojos: Villarrubia de los Ojos. Parece una propuesta extraña, pero proveniendo de este poeta al que admiro, no me atrevo a descartarla. Aun así no me convence.
He leído también la propuesta de los coautores Víctor y Juan, eruditos locales, que afirman que el nombre del lugar se debe a que allí murió don Pedro Girón, comendador de cierta Orden muy relevante. Lo cierto es que el tal comendador iba de camino a su boda con doña Isabel, la que a la postre fue Reina de Castilla (y patrocinadora del viaje de Colón), y yendo de camino, al parar en el lugar para descansar y refrescarse, murió. Murió envenenado. Y esto dio origen al nombre de la villa. Me explico: le pusieron veneno en una cerveza bien fría, pero cuando ya estaba echado el veneno vieron que era veneno que actuaba a través de la piel, no por su ingesta, así que, improvisando sobre la marcha, hicieron que cuando le iban a servir la cerveza, el camarero que se la llevaba, tropezó y le echó la cerveza a los ojos (y la cara toda). Entonces sí, el veneno actuó filtrándose a través de la piel (y sobre todo de manera muy activa por los ojos) y don Pedro Girón murió. Quedándose doña Isabel compuesta y sin novio (menos mal, suspirará algún historiador) hasta que apareció la gallarda figura de don Fernando. Pero esa es otra historia.
Lo cierto es que Víctor y Juan sugieren que el nombre proviene de ese hecho en concreto: Villa la Rubia a los Ojos (la rubia es la cerveza, como sabrán). Pero parece algo fantasiosa toda esta propuesta, así que les voy a contar adónde me han llevado mis reflexiones.
En esta villa, hace muchos años, siglos, existió una hermosa mujer, rubia, con unos preciosos ojos. Los mozos de los alrededores estaban todos prendados de ella y no dejaban de ir a mirarla y contemplarla. Todos coincidían en que era hermosa (y también inteligente, amable, simpática, culta, etc.), solo discrepaban en una cosa: nadie sabía con certeza el color de sus ojos. Unos afirmaban que eran negros, otros azules, otros verdes, otros marrones, otros rojos (véase a FGP supra). Llegando a formarse bandos y a haber luchas descarnadas entre facciones. Hasta que después de escaramuzas notables, zalagardas escandalosas, algarabías tensas, llegó la sangre al río y hubo varios muertos.
En ese momento tomó partido la autoridad, reunió a los mostrencos y ordenó que nadie discutiera o peleara por el color de unos ojos, de hecho quedaba prohibido hablar del color de esos ojos.
Desde entonces el lugar fue conocido como la Villa de la Rubia de los Ojos (y en un susurro cada uno decía su color, como provocando a la autoridad, pero por lo bajini). Y con el paso de los años los colores de los ojos fueron susurrándose cada vez más bajito hasta que dejaron de decirse y escucharse y el pueblo quedó en lo que hoy conocemos: Villarrubia de los Ojos.
Por hoy vale, que ha sido largo.

2 comentarios:

  1. Ha sido un honor leer una entrada tan elaborada sobre el origen del pueblo que me vió nacer. Gracias

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  2. Muchas gracias. Me alegro que le gustara.
    Un cordial saludo

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