miércoles, 9 de diciembre de 2009

Valdeganga

Dicen los habitantes de esta villa de La Manchuela albaceteña que el origen del nombre radica en la ubicación del pueblo (un valle) y en que en ese lugar había muchas “gangas” (un tipo de pájaro que se llamaba así, endémico de la zona): de ahí Val-de-gangas.
Yo, interesado por la cuestión, he ido al sitio y qué quieren que les diga, no vi ningún pajarillo de esos que dicen "ganga". Así pues lo descarté de inmediato.
Tras esta investigación sobre el terreno pasé a los estudios previos y me topé con uno de mi afamado y difamado Sandro Weltz, quien afirma que el pueblo se llama así porque todo lo que se vende en el valle es una ganga. ¡Madre mía!, que este hombre tenga tantos libros publicados da mucho que pensar, ¿no les parece?, y es que tras esta afirmación Sandro se queda tan pancho. Un servidor de ustedes, tras leer tremenda cosa, volvió al pueblo en cuestión y anotó todas las cosas posibles que se podían comprar: desde una botella de vino (de la tierra, excelente por cierto) a una casa con patio, desde una manzana a un manzano. El número de objetos posibles que se podían adquirir era de 5.462. Tras este estudio exhaustivo realicé otros similares en pueblos de los alrededores, ya estuvieran en el valle o en sus alrededores, y los resultados fueron similares. Así que de gangas, nada. Lo normal en precios, no vayan a hacerse ilusiones.
Hallé otro estudio en un pequeño cajón de papeles inconclusos de Pedro Cabdal, en el que se afirmaba que en ese valle cualquier objeto que se tirara botaba dos veces, por eso al lugar se le conocía como Valle del Going Going, y de Val-de-goin-goin a Valdeganga, medio siglo y medio.. Yo hice la prueba in situ y pude confirmar que muchas veces así sucedía, pero otras muchas no. Por ejemplo, si tiraba mi portátil al suelo, rebotaba, era cierto, pero solo una vez.
Finalmente indagué en el asunto a fondo y creo haber dado con el motivo del nombre.
Al parecer en la zona son muy aficionados al baile, y los habitantes del lugar, queriendo descollar sobre el resto de bailarines de otros pueblos contrataron un profesor inglés para que les impartiera clases de baile. Todo fue bien hasta que llegaron al Vals, porque en el vals la gente se enredó: encontraron la esencia de sus vidas y de las danzas: bailar el vals. Y se pasaban todo el día bailando el Vals, y el profesor no dejaba de decir ONEtwothree, ONEtwothree… (UnDosTres). Quienes venían al lugar no dejaban de escuchar a los lugareños diciendo ¿Bailamos el vals del One, One?, One one porque twothree no se oía apenas, y de ahí pasó a llamarse el lugar Vals-de-one-one, y como one one en inglés suena uan uan, pues Val-de-uan-uan. Y de Val-de-uan-uan a Valdeganga, un par de siglos y un tropiezo.
Por hoy vale.

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