lunes, 12 de octubre de 2009

Ledanca

Con motivo del fiasco olímpico de Madrid 2016 he indagado en nuestra Comunidad a la búsqueda de alguna villa o ciudad relacionada con el olimpismo. Y la he encontrado.
Se trata de un pequeño pueblo de Guadalajara llamado Ledanca. Antes este lugar no se llamaba así, pero a principios del SXX, con el resurgimiento de las Olimpiadas Modernas, un profesor visionario (previo incluso al Instituto Libre de Enseñanza), quiso poner en marcha algo parecido a un Centro de Alto Rendimiento Deportivo para que las jóvenes promesas alcarreñas pudieran destacar en el olimpismo. Hizo el tal profesor en unas tierras que tenía en el lugar un colegio que a la sazón era un enorme gimnasio y publicitó su existencia con un anuncio que pronto tuvo el favor del pueblo y del país todo. El anuncio decía algo así:
En este colegio, si tu hijo hace algo bien, le dan caricias, si lo hace mal, le dan cachetes; si mejora, le dan caramelos, si empeora, le dan capones; si supera su marca, le dan carantoñas, si no lo hace, le dan castigos... Pronto el colegio fue conocido como le-dan-ca... (-ramelos, -chetes, -ricias...), pero el nombre del pueblo no se resintió en un primer momento.
Hasta que llegaron los laureles, porque un día tanto duro entrenamiento tuvo su premio y uno de los muchachos consiguió una medalla notable en la especialidad de salto de altura, entonces se hizo famosa una anécdota que contaban por la zona: al parecer un juez de la prueba le preguntó a un amigo del maestro visionario qué le daba al muchacho para que saltara tanto, y el amigo contestó: le da anca (anca de rana, se entiende). Y claro, la anécdota tuvo tanta difusión que al pueblo empezaron a conocerlo como el le-da-anca, que, como coincidía con el nombre del colegio: le-dan-ca... pues los habitantes decidieron llamar al lugar así: Ledanca. Y así se ha quedado.
Por hoy vale.

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