lunes, 21 de diciembre de 2009

Consuegra

Este lugar está habitado, por lo que parece, desde el S. V adC, pero el nombre no llegó hasta bastante después, también por lo que parece.
Afirma Sandro Weltz el nombre de Consuegra proviene del latín: Consabura, que este Consabura significa Con-su-burra, y hace referencia a un tipo del lugar conocido porque iba siempre con-su-burra. Tan conocido fue el tipo, según SW, que aunque desconocemos su nombre, sí dio lugar al nombre del lugar que todo el mundo conocía como Consuburra, en latín, Consabura, que devino en Consuegra. Una sarta de tonterías, como siempre que SW abre la boca o le da a la tecla.
Afirma J. J. Domínguez que el nombre que los latinos dieron a la villa fue Consabura (ahí coincide con el vilipendiado SW) que, al parecer, significaba: "Confluencia del río Sevo" ahí es nada, Sebo con uve, al parecer el tal Sevo era el nombre del río que confluye por ahí, pero el sebo estaría algo pasado porque con el devenir de los años el río ha pasado a llamarse Amarguillo.
La verdad, no parece que "confluencia del río Sevo" se diga Consabura en latín, al menos en el latín que estudió un servidor en los escolapios.
Yo he buceado en la oscuridad inquietante de los tiempos y he dado respuesta al enigma. No puede saberse el origen del nombre del lugar si no se visita el lugar, y yendo allí a la vista queda la explicación de la toponimia.
Lo cierto es que en Consuegra hay un hermoso castillo acompañado de una oncena de molinos. Cuando los dueños del castillo (el castellano y la castellana) lo habitaban, tenían tanta tarea que solían dejar al niño con la abuela (que vivía al pie del monte, en el pueblo), así que el castellano se pasaba todo el día yendo del castillo al pueblo y del pueblo al castillo para dejar o recoger al niño. Y en cuanto salía del castillo los molineros se asomaban a las puertas y se gritaban unos a otros, allá va, con su suegra. Y allá va y allá viene y dónde va y de dónde viene... consusuegra consusuegra, tanto lo repetían que el lugar pasó a ser conocido como Consusuegra. Y con el paso de los años se elidió una -su- reiterada en el nombre y pasó a ser Consuegra. Y así se quedó hasta el día de hoy. Y mucho más bonito que el origen sea con su suegra que no con su burra... En fin.
Por hoy vale.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Santa Olalla

Dicen quienes saben que el nombre de este pueblo se debe a la mártir emeritense Santa Eulalia. Al parecer la tal muchacha nació en el 290 y se enfrentó al gobernador cuando éste puso en marcha la prohibición de Diocleciano de que los cristianos pudieran adorar a su dios. Viendo el gobernador que no había manera de convencer a la moza decidió hacerlo por las bravas, a golpes de varas metálicas y quemando después sus heridas. Pero qué burro. Desde luego que la mató pero no parece que así lograra convencerla de nada.
Lo que uno no llega a entender es qué relación hay entre Santa Eulalia y Santa Olalla. Algunos sugieren que es la evolución lógica de la palabra: EuLaLia > OLaLla. En fin, quién puede creer semejante patraña.
Yo he indagado en el asunto y he descubierto el verdadero origen del nombre de este pueblo. La historia se remonta a muchos años atrás, cuando existía una persona de oficio singular que recorría las costas de la Península. Se trataba de un domador de olas. Este hombre causaba admiración en cualquier lugar donde ejercía sus habilidades. Decía: "olas, para allá" y todas las olas para allá; "olas, para acá" y las olas para acá. "Olas, arriba" y ahí se quedaban las olas, levantadas, en actitud de espera. El domador de olas era un portento, podía conseguir que las olas hicieran los giros más insólitos y hasta triples vueltas mortales antes de diluirse en el agua salada.
Pero con el paso de los años este hombre perdió el ascendente que tenía sobre las olas y éstas dejaron de obedecerle, y decía: "olas, para allá" y las olas se reían "ji ji ji", "olas, para acá", y se seguían riendo "ji ji ji".
Así que desesperado este hombre decidió abandonar su oficio y buscó un lugar alejado de cualquier mar, yéndose a vivir en donde hoy está el pueblo que nos ocupa. Allí construyó una casa (la primera del lugar) y se mantuvo separado del mundo. Pero se resistía a abandonar del todo su saber, así que, al parecer, había traído consigo una ola metida en un barreño y pasaba mucho tiempo intentando recuperar su dominio sobre ella, se ponía junto al barreño y, con un aro en una mano y una fusta en la otra decía: "Salta Ola ¡Ya!", y la ola, "ji ji ji". Y él insistía una y otra vez: "Salta, Ola, ¡Ya!", pero no había manera.
Y la gente que pasaba por el lugar oía el perseverante "Salta, Ola, ¡Ya!" y pronto el lugar fue conocido por SaltaOlaYa. Con el paso de los años a la casa del domador de olas se sumaron más casas, y pasaron las generaciones y se olvidó el verdadero origen del nombre del lugar, por eso, cuando alguien trató de explicarlo intentó normalizarlo o más bien darle un sentido razonable, comprensible, y no encontró mejor explicación que "Ah, vendrá de Santa Olalla y alguien lo habrá escrito mal..."
Y así se quedó. Una lástima, porque nadie parece acordarse del domador de olas, ni siquiera una calle o una plaza o una esquina o una placa hacen mención a su existencia.
Por hoy vale.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Valdeganga

Dicen los habitantes de esta villa de La Manchuela albaceteña que el origen del nombre radica en la ubicación del pueblo (un valle) y en que en ese lugar había muchas “gangas” (un tipo de pájaro que se llamaba así, endémico de la zona): de ahí Val-de-gangas.
Yo, interesado por la cuestión, he ido al sitio y qué quieren que les diga, no vi ningún pajarillo de esos que dicen "ganga". Así pues lo descarté de inmediato.
Tras esta investigación sobre el terreno pasé a los estudios previos y me topé con uno de mi afamado y difamado Sandro Weltz, quien afirma que el pueblo se llama así porque todo lo que se vende en el valle es una ganga. ¡Madre mía!, que este hombre tenga tantos libros publicados da mucho que pensar, ¿no les parece?, y es que tras esta afirmación Sandro se queda tan pancho. Un servidor de ustedes, tras leer tremenda cosa, volvió al pueblo en cuestión y anotó todas las cosas posibles que se podían comprar: desde una botella de vino (de la tierra, excelente por cierto) a una casa con patio, desde una manzana a un manzano. El número de objetos posibles que se podían adquirir era de 5.462. Tras este estudio exhaustivo realicé otros similares en pueblos de los alrededores, ya estuvieran en el valle o en sus alrededores, y los resultados fueron similares. Así que de gangas, nada. Lo normal en precios, no vayan a hacerse ilusiones.
Hallé otro estudio en un pequeño cajón de papeles inconclusos de Pedro Cabdal, en el que se afirmaba que en ese valle cualquier objeto que se tirara botaba dos veces, por eso al lugar se le conocía como Valle del Going Going, y de Val-de-goin-goin a Valdeganga, medio siglo y medio.. Yo hice la prueba in situ y pude confirmar que muchas veces así sucedía, pero otras muchas no. Por ejemplo, si tiraba mi portátil al suelo, rebotaba, era cierto, pero solo una vez.
Finalmente indagué en el asunto a fondo y creo haber dado con el motivo del nombre.
Al parecer en la zona son muy aficionados al baile, y los habitantes del lugar, queriendo descollar sobre el resto de bailarines de otros pueblos contrataron un profesor inglés para que les impartiera clases de baile. Todo fue bien hasta que llegaron al Vals, porque en el vals la gente se enredó: encontraron la esencia de sus vidas y de las danzas: bailar el vals. Y se pasaban todo el día bailando el Vals, y el profesor no dejaba de decir ONEtwothree, ONEtwothree… (UnDosTres). Quienes venían al lugar no dejaban de escuchar a los lugareños diciendo ¿Bailamos el vals del One, One?, One one porque twothree no se oía apenas, y de ahí pasó a llamarse el lugar Vals-de-one-one, y como one one en inglés suena uan uan, pues Val-de-uan-uan. Y de Val-de-uan-uan a Valdeganga, un par de siglos y un tropiezo.
Por hoy vale.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Almonacid de Zorita

Trabaja uno mucho para desentrañar la hondura de los significados del nombre de los lugares para que venga cualquiera y diga cualquier cosa. Este cabreo inicial proviene de la lectura de un pseudoensayo (que no sesudoensayo) de Sandro Weltz, quien afirma que Almonacid proviende de Posada (sin especificar en qué idioma: ruso, swahili, mapuche o griego arcaico), y que "de Zorita" significa "de Zorita", así pues: Alomonacid de Zorita sería Posada de Zorita (de los Canes) aunque la posada y la villa queden distanciadas de unos cuantos kilómentros (y no a un tiro de piedra, que decía don Juan Solo el pasado sábado en la SER, que muy fuerte tira este hombre las piedras).
Me adentré más tarde en los sesudos estudios de don Arranz Lloveró, quien afirma que Almonacid proviene del árabe Al-Munaster, que significa Monasterio, siendo este un nombre común que daban los árabes a los lugares recién conquistados en los que había alguna iglesia. Si este razonamiento fuera cierto pocos Monasterios encuentramos dispersos en nuestra geografía peninsular.
Seguí indagando y me topé con uno de los grandes, nada más y nada menos que don Camilo José Cela, quien, al parecer, también se preocupó algo por las toponimias. Dice don Camilo que Almonacid proviene de dos palabras árabes: Almunia y Cid, Almunia significa huerto y Cid, señor. Así pues él sugiere que Almonacid de Zorita sería algo así como "El huerto al que el señor se lleva a las (mozas) de Zorita"; al parecer se las llevaba para arar y sembrar, pero no a la manera agrícola tradicional, sino que el arado y la siembra eran carnales. Quien quiera entender que entienda. De aquí provendría la expresión "llevarse a alguien al huerto" y también "regar el perejil", y otras muchas, que no quiero abundar.
Quizás esta sea la razón por la que esta entrada toponímica se encuentre en un lugar inhabitual, en el Diccionario del Erotismo, vol I, ed. Grijalbo, de don Camilo.
Tal vez porque no me convenciera ninguna de estas propuestas, tal vez porque estaba yo con la mosca detrás de la oreja, lo cierto es que decidí seguir indagando y así fue como di con el fruto que ahora pelo ante ustedes.
Al parecer el nombre del pueblo proviene de un singular hecho acaecido nueve o diez siglos atrás. Andaba por estas tierras guerreando el mismísimo Ruy Díaz de Vivar, el Cid, quien se ofuscó en la toma y conquista de la villa de Zorita de los Canes, a la sazón coronada por aquel entonces con un majestuoso e inaccesible castillo. La campaña fue dura, más de lo habitual para el Cid y sus soldados. Por eso cuando el Cid pudo, por fin, tomar el lugar, decidió llevarse un recuerdo para no olvidar la hazaña. Y no tuvo mejor idea que llevarse una almena del castillo, la más alta. (Todavía hoy se puede ver el castillo de Zorita de los Canes con lienzos desgarrados y partes derruidas y una esquina desalmenada, como desdentada). Alvar Fáñez trató de hacerle entrar en razón, que cómo iba a llevarse una almena, pero el Cid erre que erre, así que no hubo modo, se mandó llamar a doscientos boyeros con sus familias y bueyes y entre todos cargaron la almena en un carro enorme fabricado para la ocasión y comenzaron el viaje. Pero claro, no había forma de andar ligero con semejante suvenir, así que cuando el Cid comprobó que en ocho meses apenas habían avanzado unos pocos kilómetros decidió deshacerse de la almena y ordenó dejarla en el lugar. ¿En qué lugar?, le preguntaron, en este lugar, contestó, donde estamos. Y ahí mismo se dejó la Almena del Cid de Zorita, y a su alrededor se fundó, casi sin querer, una villa, pues los doscientos boyeros y sus familias quedaron instantáneamente en paro y allí se ubicaron y organizaron. Al lugar pronto se le conoció como la Almena del Cid de Zorita, con los años: Almonacid de Zorita, obvio.
Por hoy vale.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Seseña

Fue el mismísimo Menéndez Pidal quien sugirió que el nombre de Seseña provenía de una palabra de origen etrusco: Sissus > Sisius > Sisenna. Claro, y si es don Menéndez quien esto afirma cualquiera le dice que no. Pero es que suena raro que los etruscos, habitantes del norte de Italia (antes de la llegada del romanismo) tuvieran una colonia de vacaciones en el lugar donde hoy está Seseña, pero vamos, eso es lo que afirma don Menéndez el Grande: que había etruscos en el norte de Italia y en el norte de Toledo.
Por otro lado investigué los estudios de otro sabio, en este caso bastante menos lustroso que don Menéndez, y no-muy-amigo llamado Sandro Weltz. El tal Sandro afirma que Seseña se llama así porque es habitual que cuando se duerme en el lugar, se sueña. Es decir, que si se duerme allí, se sueña. Qué tontería: se sueña > Seseña. Como si no se soñara en otros lugares. Mejor ni comentemos esta posibilidad.
Yo me acerqué al lugar y vi un castillo que lo corona llamado castillo de Puñoenrostro, pensé que ahí hallaría la punta del hilo con la que desmadejar el tema: el castillo de Puñoenrostro recibe el nombre porque había costumbre en el lugar de alegres algarabías y zalagardas entre vecinos de pueblos distintos. Pero entre ellos destacaba un mozarrón bruto y bestiajo que solía atizar con el puño en el rostro de sus oponentes. Este mozo que descollaba fue cada vez más conocido por su brutalismo ya que "cuando pega, se ensaña". Como se había ensañado con los lugareños todos hicieron frente común y fueron a por él, y éste, viéndose rodeado, construyó en un quítame allá esas pajas un irreductible castillo donde se quedó sin moverse para que su vida no peligrara: al castillo se le conoció como el de Puñoenrostro por lo que el lector/la lectora imagina. Y como los que rodeaban el castillo para zurrarle al bruto decían: "a ese que se ensaña, le vamos a dar caña", el eslogan cogió camino y fama y a los del lugar los llamaban los de que se ensaña, y de Se-ensaña a Seseña dos patadas al reloj. Pero esta no era la razón del nombre del lugar, aunque pueda parecerlo.
La verdad me iluminó una tarde en la que me hallaba yo paseando por los campos de los alrededores del lugar cuando me topé con una urbanización descomunal llena de pisos en venta y en muchos de ellos colgaban carteles que decían: Se enseña. Claro, se enseña para la venta. Pero como estaban colgados de tantos pisos, pues es normal que la gente que pasa por allí diga, ¿dónde estamos?, en Se-enseña. Y de Se-enseña a Seseña, un tropiezo rápido.
Por hoy vale.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Villarrubia de los Ojos

He trabajado bastante para desentrañar el origen de esta toponimia, por eso quiero reseñar otros estudios antes de anotar mis conclusiones.
Para comenzar hablaré de Sandro Weltz y su estúpida deducción. Afirma que este pueblo se llama así porque tiene su origen en la palabra latina rubeus, zarza; al parecer la villa estaba rodeada de zarzas y de ajos, por eso se llamó Villa-Rubeus de los Ajos, que con los años devino en Villarrubia de los Ojos.
Yo soy bastante serio para estos asuntos así que cogí mi vespa y me fui al lugar y qué quieren que les diga: ni vi zarzas ni vi ajos. Además, tal como están las cosas uno siempre toma partido: o zarzas o ajos, y el nombre no queda con esa indecisión (como sucede con pueblos tan notables como Cebolla y Pepino, aquí ya reseñados).
Luego leí el magro estudio de don Fabián Martínez Redondo (Villarrubia de los Ojos. Una mirada al pasado sobre usos y costumbres) y da gusto, da gusto encontrarse (habituado como está uno a patanes de la calaña de Sandro Weltz) a personas serias y con conocimiento de causa. Habla don Fabián de la toponimia y se centra en una planta, ruber en su denominación latina, rubia en su nomenclatura castellana, que era propia del lugar y que tenía una gran utilidad: sus raíces servían para teñir de rojo las telas. Así el sitio fue conocido por Villa-Ruber y de los Ojos por los Ojos del Guadiana, que lloran (o más bien lloraban) cerca.
La idea no es mala, pero resulta confusa: ¿una planta llamada Rubia que tiñe de rojo?, ¿no sería más bien una planta llamada Pelirroja la que teñiría de rojo?, y una planta llamada Rubia teñiría de amarillo, obviamente. Además ese Villa-Ruber suena más a lugar al que van las reales infantas a dar a luz a sus retoños que a sitio donde vivir.
Un afamado literato de la localidad, Francisco Gómez Porro, afirma que el nombre del pueblo proviene de una peculiar característica: siempre que haces fotos a la gente del lugar sale con los ojos rojos, y esto viene sucediendo desde hace muchos siglos, incluso desde antes de la invención de las máquinas de fotos. Por eso al lugar se le llamaba la Villa de los Ojos Rojos. Como rojo en latín es ruber, pues de ahí proviene Villa Ruber de los Ojos: Villarrubia de los Ojos. Parece una propuesta extraña, pero proveniendo de este poeta al que admiro, no me atrevo a descartarla. Aun así no me convence.
He leído también la propuesta de los coautores Víctor y Juan, eruditos locales, que afirman que el nombre del lugar se debe a que allí murió don Pedro Girón, comendador de cierta Orden muy relevante. Lo cierto es que el tal comendador iba de camino a su boda con doña Isabel, la que a la postre fue Reina de Castilla (y patrocinadora del viaje de Colón), y yendo de camino, al parar en el lugar para descansar y refrescarse, murió. Murió envenenado. Y esto dio origen al nombre de la villa. Me explico: le pusieron veneno en una cerveza bien fría, pero cuando ya estaba echado el veneno vieron que era veneno que actuaba a través de la piel, no por su ingesta, así que, improvisando sobre la marcha, hicieron que cuando le iban a servir la cerveza, el camarero que se la llevaba, tropezó y le echó la cerveza a los ojos (y la cara toda). Entonces sí, el veneno actuó filtrándose a través de la piel (y sobre todo de manera muy activa por los ojos) y don Pedro Girón murió. Quedándose doña Isabel compuesta y sin novio (menos mal, suspirará algún historiador) hasta que apareció la gallarda figura de don Fernando. Pero esa es otra historia.
Lo cierto es que Víctor y Juan sugieren que el nombre proviene de ese hecho en concreto: Villa la Rubia a los Ojos (la rubia es la cerveza, como sabrán). Pero parece algo fantasiosa toda esta propuesta, así que les voy a contar adónde me han llevado mis reflexiones.
En esta villa, hace muchos años, siglos, existió una hermosa mujer, rubia, con unos preciosos ojos. Los mozos de los alrededores estaban todos prendados de ella y no dejaban de ir a mirarla y contemplarla. Todos coincidían en que era hermosa (y también inteligente, amable, simpática, culta, etc.), solo discrepaban en una cosa: nadie sabía con certeza el color de sus ojos. Unos afirmaban que eran negros, otros azules, otros verdes, otros marrones, otros rojos (véase a FGP supra). Llegando a formarse bandos y a haber luchas descarnadas entre facciones. Hasta que después de escaramuzas notables, zalagardas escandalosas, algarabías tensas, llegó la sangre al río y hubo varios muertos.
En ese momento tomó partido la autoridad, reunió a los mostrencos y ordenó que nadie discutiera o peleara por el color de unos ojos, de hecho quedaba prohibido hablar del color de esos ojos.
Desde entonces el lugar fue conocido como la Villa de la Rubia de los Ojos (y en un susurro cada uno decía su color, como provocando a la autoridad, pero por lo bajini). Y con el paso de los años los colores de los ojos fueron susurrándose cada vez más bajito hasta que dejaron de decirse y escucharse y el pueblo quedó en lo que hoy conocemos: Villarrubia de los Ojos.
Por hoy vale, que ha sido largo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Almadén

Esta hermosa ciudad del sur de Ciudad Real es famosa por sus minas de mercurio ya explotadas por los romanos.
Sin embargo, esto no parece significar nada para Sandro Weltz, quien afirma que el nombre de este pueblo proviene de Almohadón, porque es un lugar confortable y mullido. Se nota que don Sandro escribe de oídas.
Sin embargo yo, que me tomo estos asuntos muy en serio, he ido a Almadén y puedo afirmar que su suelo es duro y drástico como el que más. De hecho, para no equivocarme me tiré de cabeza en medio de la calle y tengo, como prueba irrefutable de mis estudios, un notorio chichón en medio de la frente. No puede ser que Almadén provenga de Almohadón, ni siquiera hay una fábrica de cojines, nada, ni de colchones de lana, nada, ni de almohadas de cama.
Señor Sandro, hay que ser un poco más serio.
Después de mucho indagar he llegado a la conclusión de que el origen del nombre se debe a su esencia secreta. Porque el origen de Almadén es uno de los secretos mejor guardados de la historia. Afortunadamente aquí estoy yo para desvelarlo y darlo al común de los mortales.
Si uno ahonda y profundiza en estudios religiosos, esotéricos, filosóficos y trascendentes, puede ubicar las coordenadas del Paraíso Perdido, no se trata de hacer cábalas y místicas, se trata de ordenar los datos que aparecen en todos los libros sagrados de todas las religiones y salpimentar la información con pensamientos y filosofías de personajes eruditos de los últimos cinco mil años. Tras hacer este compendio salen unas sencillas coordenadas y el Paraíso del que fueron desterrados los primeros pobladores queda, más o menos, cerca del lugar de Almadén, pero por debajo. Así, desde tiempos inmemoriales se excava en la tierra buscando el Alma de Edén, el núcleo del Paraíso. Y por eso el nombre que tomó la villa: Alma de Edén, que devino en Almadén y que quedó amalgamado y con un origen casi secreto, hasta hoy.
Vale.

Talavera de la Reina

Dice Sandro Weltz que el nombre de esta ciudad se debe a que una reina, enamorada de los parajes que rodean la villa, donó su calavera para que fuera colocada en un punto elevado y pudiera seguir, eternamente, viendo los atardeceres hermosos del lugar. Por eso la ciudad se llamó Calavera de la Reina, y de ahí a Talavera, poca cosa.
Una vez más Sandro Weltz se equivoca y dice tonterías enormes: ¿qué reina donaría su calavera pidiendo que su cuerpo fuera desmembrado una vez muerta? cosas así no pasan aquí, como mucho en Francia (país donde se inventó la guillotina).
Vayamos a lo serio. Esta ciudad de orígenes inciertos fue conquistada por Quinto Fulvio Flaco en el, 181 a. C. para el Imperio Romano, y tomó el nombre de Caesarobriga, pasando a formar parte de la provincia lusitana. La evolución de este primer nombre derivó hasta pasar a ser Ébora. Luego volveremos sobre ello.
Llegaron los árabes y la denominaron Medina Al Talabayla que, según algunos estudiosos significa Ciudad (Medina) donde al talar bailan (Al Talabayla). Hay otros que afirman que Al Talabayla significa algo relacionado con buenas cerámicas, pero no hay constancia de ello. De hecho la ciudad siguió llamándose Ébora, al menos en secreto.
Pero no es hasta el siglo XV cuando la ciudad toma su nombre actual, pues fue en ese momento cuando la disputa de dos reinas por la corona de Castilla decidió el destino de la ciudad.
La Beltraneja (de los Trastámara de toda la vida) exigía la corona castellana, igual sucedía con Isabel (de los Católicos de toda la vida).
Aunque la antigua Ébora (hoy Talavera de la Reina) estuvo en tierras de la Beltraneja y su marido el rey de Portugal, la ciudad permaneció en el bando de Isabel la Católica. Cuando el conflicto terminó y resultó ser Isabel la que se llevó la corona al agua, quiso ésta compensar a la ciudad que había sufrido una dura opresión por parte de los beltranejeros y fue a hacer una real visita real, y fue en esa visita cuando dijo las famosas palabras que determinarían su nombre futuro: "esta ciudad está a la vera de la Reina" (pues había permanecido fiel, a su lado). Y he aquí la confusión (típica cuando uno estudia inglés): confundir el verbo estar y el verbo ser, pues la reina dijo "está a la vera de la Reina" y la gente que escuchaba entendió "es Taalavera de la Reina". Y claro, cualquiera se atrevía a contradecir a esa reina, si ella decía que la ciudad era Talavera de la Reina, pues así sería. Y desde entonces la ciudad tomó ese nombre, y a quien no le gustó, pues se marchó a Portugal y allí se fundó una ciudad llamada como antiguamente esta se llamaba: Ébora.
Por hoy vale.

domingo, 25 de octubre de 2009

Tarancón

Hay quienes dicen que esta ciudad debe su nombre a que en ella confluyen caminos diversos: Tarancón se convierte entonces en un importante cruce de caminos (de Valencia a Guadalajara, de Cuenca a Madrid, de Berlín a Cádiz...). En el punto exacto donde todos estos caminos se cruzaban había una puerta enorme (como el Arco de la Malena) que por la noche se cerraba. Tan grande era que para cerrarla tenían que usar una tranca enorme, conocida por trancón. Y de trancón a Tarancón unos pocos pasos o siglos.
Dicen que a veces tardaban tiempo en abrir la puerta y se formaba un gran atasco de gentes queriendo pasar, un atascón. Los hay que afirman que de ahí viene el nombre, del atascón a Tarancón, otros pocos pasos o siglos.
Y en esos atascos la gente compartía viandas y chascarrillos y era frecuente que la gente comiera desaforadamente la comida que traía para el mercado, y por eso el lugar se conocía como el atracón. Y de atracón a Tarancón, apenas otros pasos o siglos.
Leyendo a Sandro Weltz, mi tierno contrario, no puede uno por menos que sonreírse ante su propuesta, pues afirma que Tartarín de Tarascón, héroe de valientes y extravagantes aventuras narradas por Alphonse Daudet, nació en este lugar, y como el héroe era francés, cuando decía Tarascón sonaba Tarancón. Tal fue la fama de Tartarín que a la ciudad donde nació se le dio su apellido (aunque no explica don Sandro cómo es que Tartarín era francés de Tarancón, en fin).
Tras todos estos despropósitos yo he desentrañado la verdad del origen del nombre de esta ciudad. Parece ser que aquí vivió una hermosa joven algo casquivana que tenía locos a los mozos de los alrededores (Fuente de Pedro Naharro, Torrubia del Campo, etc), y se pegaban grandes caminatas para verla, no escarmentaban, porque cuando llegaban ella ya estaba con otro mozo. Pero muchos insistían y decían, me voy a ver a la muchacha, y le contestaban los amigos "estará con Miguel", otras veces "estará con Juan", otras "estará con Alberto"... y siempre acertaban, porque la moza siempres estaba con algún otro.
Hasta que un día alguien le decía a un muchacho "no seas bobo, no vayas, que estará con..." y contestó éste: "estará con, estará con, estará ¡connnññño!" y la exclamación hizo fortuna y desde ese día todo el mundo, cuando iba al lugar, decía: voy a estarácónnnn, y la gente se sonreía. Y por eso el lugar fue conocido como estaracón, y de ahí a es Tarancón, dos pasitos y tres suspiros.
Por hoy vale.

domingo, 18 de octubre de 2009

Pepino

Caso parecido al de Cebolla, pero con algunas diferencias. Pepino, pueblo de la provincia de Toledo, también apareció en un huerto, pero obviamente en vez de ser descubierto en el surco de las cebollas, fue descubierto en el surco donde el hortelano plantaba las semillas de los pepinos (cucumis sativus, otra planta notable y respetabilísima).
Léase, por lo tanto, la entrada referente a Cebolla en este mismo blog.
La historia dice que se trata del mismo hortelano que en el caso de Cebolla. Es una lástima que las crónicas no hayan conservado su nombre.
Por hoy vale.

Cebolla

A raíz de la inclusión de Cebolla, pueblo de la provincia de Toledo, en la nueva edición del Monopoly, Juan Solo me pidió que investigara sobre su toponimia. Sus deseos son órdenes, y en este caso, además, un placer.
Me parece maravilloso que el nombre de un pueblo homenajee a esta planta imprescindible en nuestra dieta, suma de bondades, y pienso que es un ejemplo a seguir (a ver cuándo se animan los habitantes de villas, ciudades y pueblos a cambiar los nombres de sus lugares por nombres como: ajo, brócoli, rábano, soja, patata, etc.).
La cebolla, Allium Cepa, es una planta herbácea bienal de la familia de las aliáceas, entre sus beneficios se encuentra ser un importante antibiótico natural que previene contra la próstata, el reumatismo, la osteoporosis, los achaces del corazón, etc. Esta planta, además, es tan nutritiva que sabemos hace tiempo que con pan y cebolla se puede vivir y sobrevivir una larga temporada.
Además la cebolla está pegada a nuestra historia, como lo demuestra la cantidad de refranes que la tienen presente: "contigo pan y cebolla" (una declaración de amor como otra cualquiera), "quien parte cebolla, sin pena llora", "viudas, cebollas y morcillas, milagro es que no repitan", "al almorzar pan y cebolla, al comer cebolla y pan, y a la noche si no hay olla, más vale pan y cebolla".
Por eso reitero: no me extraña que haya un pueblo glorioso que haya querido homenajear a tan hermoso regalo de la tierra. Pero vayamos con la toponimia.
Dice mi enconado enemigo, Sandro Weltz, que el origen del nombre está en la palabra árabe "yebayla", que viene a significar montecillo. Bien es verdad que el pueblo de Cebolla se encarama en un pequeño monte, pero no parece ser razón bastante para que eso dé nombre al pueblo: ¡pues no hay pueblos en montes por toda la geografía y se llaman de las formas más dispares!
Hombre, si el montecillo estuviera plantadillo de cebollillas, pues aún tendría sentido, y que luego esas cebollas hubiera que llevarlas al mercado, aún podría anudarse esta opción: llevar las cebollas -- llevaylas cebollas -- yebayla / cebolla. Quizás adquiriera un sentido lógico, pero es extravagante y nada científico.
Yo estuve en el lugar y pregunté sobre este respecto, y la gente dice que el nombre del pueblo se debe a que en casa de Manolo "el zapatero", que está entre C/Toledo y C/Real había una venta en cuya fachada colgaba una cebolla enorme, pero tan enorme que se apropió del lugar y acabó por bautizarlo. Extraña opción es esta.
He desechado todas estas propuestas y he analizado a fondo la cuestión. Y he hallado respuestas.
El nombre de este pueblo se debe a que en el lugar había un hortelano que un día, cavando en un surco de cebollas, pica que pica, se encontró algo distinto a lo esperado: ¡coño!, dijo, si esto parece un campanario. Y cava que cava del surco de cebollas sacó un campanario, con su iglesia, con sus calles, sus plazas, sus casas, sus habitantes... cogió todo y lo llevó a su casa, cuando la mujer vio lo que traía le dijo: ¡pero hombre de dios! ¿qué traes?, y a él no se le ocurrió contestar más que traía una cebolla, que lo había sacado del surco de las cebollas y que era una cebolla. Ella le contestó que para ser una cebolla parecía más bien un pueblo, que lo dejara por ahí que eso no se podía comer. Y el hombre dejó el pueblo en el lugar donde ahora se encuentra, con el empeño que aquello no era pueblo que era cebolla. Y en cebolla se quedó.

lunes, 12 de octubre de 2009

Ledanca

Con motivo del fiasco olímpico de Madrid 2016 he indagado en nuestra Comunidad a la búsqueda de alguna villa o ciudad relacionada con el olimpismo. Y la he encontrado.
Se trata de un pequeño pueblo de Guadalajara llamado Ledanca. Antes este lugar no se llamaba así, pero a principios del SXX, con el resurgimiento de las Olimpiadas Modernas, un profesor visionario (previo incluso al Instituto Libre de Enseñanza), quiso poner en marcha algo parecido a un Centro de Alto Rendimiento Deportivo para que las jóvenes promesas alcarreñas pudieran destacar en el olimpismo. Hizo el tal profesor en unas tierras que tenía en el lugar un colegio que a la sazón era un enorme gimnasio y publicitó su existencia con un anuncio que pronto tuvo el favor del pueblo y del país todo. El anuncio decía algo así:
En este colegio, si tu hijo hace algo bien, le dan caricias, si lo hace mal, le dan cachetes; si mejora, le dan caramelos, si empeora, le dan capones; si supera su marca, le dan carantoñas, si no lo hace, le dan castigos... Pronto el colegio fue conocido como le-dan-ca... (-ramelos, -chetes, -ricias...), pero el nombre del pueblo no se resintió en un primer momento.
Hasta que llegaron los laureles, porque un día tanto duro entrenamiento tuvo su premio y uno de los muchachos consiguió una medalla notable en la especialidad de salto de altura, entonces se hizo famosa una anécdota que contaban por la zona: al parecer un juez de la prueba le preguntó a un amigo del maestro visionario qué le daba al muchacho para que saltara tanto, y el amigo contestó: le da anca (anca de rana, se entiende). Y claro, la anécdota tuvo tanta difusión que al pueblo empezaron a conocerlo como el le-da-anca, que, como coincidía con el nombre del colegio: le-dan-ca... pues los habitantes decidieron llamar al lugar así: Ledanca. Y así se ha quedado.
Por hoy vale.

sábado, 3 de octubre de 2009

Carranque

Esta quizás sea una de las toponimias que más he estudiado antes de dar a pública luz. De hecho mis investigaciones me han llevado a visitar en repetidas ocasiones Carranque y sus alrededores y a profundizar en sus archivos y su historia.
Los hay quienes dicen que el nombre de Carranque proviene de un término celtíbero (carra-) que vendría a significar camino. Como si Carranque significara camino-anque, pero no tiene sentido, en ese caso la frase continuaría seguramente: camino-aunque-me-canse, y el pueblo se llamaría Carranquemecanse, y no es así. Por lo que desestimamos esta opción. Además, estos eruditillos del tres al cuarto que dicen que carra- proviene del celta o del ibero ¿cómo lo saben?, ¿conocen acaso algún celtíbero al que preguntar? Obviamente su propuesta se cae por sí sola (no ha de extrañarnos que entre sus defensores se encuentre mi contumaz enemigo Sandro Weltz).
Lo cierto es que si el rato que estos medio-sabios han dedicado a elucubrar fantasías lo hubieran dedicado a estudios sobre el terreno otro gallo les hubiera cantado (que no gallina, que a estos les cantó gallina).
Yo, sin embargo, en pro de la ciencia y el conocimiento hondo de las cosas he ido a Carranque, y he centrado mis estudios en su parque arqueológico, meca y cúspide del arte del mosaico romano en la Península y quizás más allá. Porque en Carranque uno puede ver los mosaicos más asombrosos del tardo imperio romano, los más asombrosos, grandes y mejor conservados. Y ahí reside el quid del nombre del pueblo.
Cuando en 1983 un mozo labriego descubrió, gracias a una conejera, un gran lienzo de mosaico romano enterrado, fue corriendo al pueblo (cuyo nombre no era el actual) para dar noticia del hallazgo. Gracias a su tozudez las fuerzas vivas del lugar (alcalde, cura, médico y maestro) fueron con él hasta el campo del otro lado del río. En cuanto el maestro vio lo que vio comprendió que aquello era un descubrimiento de la talla de Altamira, y se puso a dar órdenes: tú ve a avisar a la guardia civil, tú ve a llamar al ministerio de cultura y a patrimonio, tú avisa a... y finalmente dijo, yo me marcho a hacer también un par de llamadas, y tú, dijo señalando al mozo, tú te quedas aquí vigilando, y que nadie se acerque al mosaico, ya sabes, al que arranque una sola tesela le das un mamporro que lo dejas en el sitio. Y seguía dando grandes voces el maestro: al quearranque una piedrica se va a enterar.
Y contumaz, el mozo, de jarras, ahí se quedó, y cuando alguien (que las noticias vuelan en los pueblos pequeños) se acercaba a curiosear el mozo gritaba: al qu'arranque una piedra se va a enterar. Y de tanto dar voces al c'arranque, al c'arranque... que la gente empezó a llamar así al lugar así: ¿a dónde vas?, voy al carranque... y desde entonces, por ese nombre se conoce al pueblo.
Por hoy vale.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Barrax

Estuve informándome sobre este curioso topónimo y vi que mi afectuoso enemigo Sandro Weltz ya había hablado largo y tendido sobre él. Afirmaba el ingenuo Sandro que Barrax tiene su origen en la bandera del lugar, una bandera hecha con barras y estrellas, peculiar y colorista, que acabó por dar nombre al pueblo, pues era conocido como el de las barrasyestrellas, pero por parecerles demasiado largo lo acortaron en barrasxxxx (x en vez de estrellas, claro), y esta extraña palabra fue acortándose con el paso de los siglos y acabó, lógicamente, en Barrax. Y la bandera en Estados Unidos de América (a ver cómo se explica eso...)
Menuda tontería.
Aunque si eso les parece tonto no lean la siguiente teoría de Riedman S. Klauss, que parece discípulo aventajado de Sandro Weltz. Este tal Riedman afirma que Barrax debe su nombre a que el pueblo tenía tantos bares que en verano montaban el chiringuito en la calle de manera que la barra de uno se juntaba con la del siguiente formando una enorme barra continua (o barra XXL), y de ahí toma su nombre: BarraXXL, que con el paso de los años devino en Barrax.
Otra estupidez.
Yo he estudiado a fondo el asunto y les puedo decir que Barrax toma el nombre de una famosa bailarina que hubo hace muchos siglos y muy vinculada a la población. Esta tal bailarina, según he podido documentar en los archivos y en las pinturas rupestres (era muy antigua, les digo), se llamaba Xarra Barrax, debía ser de origen ruso y afincada en el lugar o sencillamente había tratado de dar un acento artístico a su nombre; el caso es que se hizo tan famosa que toda la gente empezó a llamar a ese pueblo como el de Xarra Barrax (palíndromo, por cierto), y con el paso de los años el pueblo tomó el apellido como nombre: Barrax.
De hecho, en este nuestro siglo, una famosa bailarina española de prestigio internacional toma su nombre, actualizándolo, como propio y artístico (¿homenaje?, ¿plagio?, ¿intertextualidad?... quién sabe).
Por hoy vale.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Brazatortas

El sábado 19 de septiembre, don Juan me preguntó de sopetón sobre la toponimia de Brazatortas, así, como quien no quiere la cosa; es verdad que el sábado anterior ya me avisó en antena que me preguntaría sobre el origen del nombre de este pueblo, pero quién se iba a imaginar que sólo me dejaría una semana para pensar en ello.
A pesar de la premura anduve rápido y pude contestarle a vuelapluma.
El origen del nombre de este pueblo hay que buscarlo en las fiestas del lugar, en las fiestas de antes, en las antiguas, las de mi época, esas fiestas de tamboril y ronda, o de acordeón los días grandes, en las que los mozos y mozas se reunían para cantar y bailar hasta que el cuerpo aguantara.
Sucedía que el lugar era famoso por la belleza de sus mozas, así que a las fiestas acudían mozos de todos los pueblos de los alrededores, y según iba transcurriendo el baile algunos mozos pensaban que podían pasar a mayores en asuntos de arrime y proximidad, es más, siempre había alguno que envalentonado por el vino o los calores tardíos de agosto (uno no sabe qué es peor) se atrevía a abrazar a alguna moza del lugar. Entonces, sin apenas transición, la moza le arreaba una torta que lo dejaba en el sitio. Y era norma común: un abrazo, una torta.
La inquina de los mozos de los otros pueblos, todos despechados, amasó el dicho: ¿ese lugar? si abrazas, tortas. Si abrazas tortas, si abrazas tortas... con el paso del tiempo acabó por ser conocida la villa por Abrazastortas, y el tiempo limó la palabra hasta dar con el nombre que hoy conocemos: Brazatortas.
Por hoy vale.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Llanos del Caudillo

Sobre el origen de la toponimia de este pueblo poco hay que decir pues es bien conocida. Llanos del Caudillo es un pueblo de colonización, igual que lo fue Villanueva de Franco (ahora Consolación), Santa Quiteria, Pueblo Nuevo de Bullaque, etc., en Castilla La Mancha. A muchos gobernantes les ha gustado esto de fundar pueblos en lugares donde no había más que campo, y si no que se lo pregunten a los habitantes de La Carlota o La Carolina, dos pueblos fundados durante el reinado de Carlos III.
Así pues durante la dictadura de Franco se fundó, en un sitio muy llano, una población de colonización que se denominó Llanos del Caudillo, por lo de llano y por lo de caudillo. Todo obvio.
Lo interesante en este caso ha sido la evolución del nombre con el devenir de los años y los cambios sociales y políticos, ya me entienden: fin de la dictadura, transición y democracia. Es más, en estos últimos tiempos se van cambiando nombres de calles, plazas y monumentos que festejaban los hechos y protagonistas del levantamiento y la victoria y cruenta represión posterior. Habiendo incluso leyes que tratan de que así sea (al menos eso he oído al respecto).
Lo cierto es que Llanos del Caudillo tiene en este tema bastante que decir (o hacer), pero como pasa en todo lugar, hay gente en desacuerdo con cualquier cambio de nombre de la población: o porque les parece que de bien nacidos es ser agradecidos, o porque consideran que si la historia fue así, así debe quedar reflejada, o porque simplemente les gusta llevar el apellido Caudillo en el nombre de la población. Quién sabe.
Por eso se ha decidido cambiar el nombre sin que nadie se entere. Un grupo de personas de la población, de manera sigilosa y secreta, ha cambiado el nombre, y el lugar ha pasado de llamarse Llanos del Caudillo a llamarse Ya No Es del Caudillo, que si se dice rápido: Yanoes del Caudillo, suena exactamente igual, y así nadie se entera, o al menos quien no quiera enterarse, no se entera. Es más, para que el cambio sea más secreto, ni siquiera han trocado la LL por Y, y el nombre ha quedado Llanos del Caudillo (también omiten esa e sin sentido que quedaba suelta). Así que parece que tiene el mismo nombre que cuando se fundó, pero ya ven, tiene exactamente el nombre más opuesto que se pueda imaginar.
Por hoy vale.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Albacete

Muchas ciudades, pueblos, villas y villorrios tienen nombres que empiezan por al- y tendemos a pensar que el origen árabe está tras ellos. Y en muchos casos es cierto, pero en otros muchos, no lo es.
Hay estudiosos que defienden que el origen de Albacete proviene del árabe Al-Wad-Cid, que a su vez proviene de la expresión ¡Ahí-Va-el-Cid! grito de terror de los habitantes del lugar cuando se aproximaba el Cid con su ejército. Uno piensa que es normal que la gente gritara de terror cuando viera llegar al Cid o a cualquier otro con su ejército a fustigar la ciudad.
Pero realmente no hay ningún documento que avale esta denominación.
Por otro lado tenemos a Sandro Weltz, mi animoso enemigo, que defiende que Albacete sí es de origen árabe pero que nada tiene que ver con el Cid, sino que proviene de la expresión Al-Wad-Vete, como saben Wad en árabe significa río, agua (Guadalquivir, Guadalete, Guadazaón...), y Al-Wad-Vete vendría a significiar "vete, agua", como si dijéramos "pasa de largo". Defiende Sandro que esta denominación es una premonición del trasvase que siglos después cruzaría esta provincia.
No merece ni un comentario la propuesta de Sandro Weltz, pobrecillo, menuda tontería.
El verdadero origen lo he desentrañado yo mismo después de haber estudiado mucho y sesudo, y tiene su raíz en una de las largas estancias de Washington Irving en España (entre 1826 y 1845). En uno de sus viajes por España W. I. llegó hasta Albacete, lugar que tenía otro nombre por aquel entonces, y observó con gran curiosidad que toda la gente de la ciudad iba siempre del brazo o, más bien, como decían ellos, al bracete. La gente iba paseando al bracete y a ellos se iban incorporando otros viandantes así hasta conformar grandes agrupaciones de personas caminando al bracete.
Esta costumbre le llamó notablemente la atención a W. I. quien escribió un artículo para el Mornging's Chronicles hablando sobre este hecho. La repercusión del artículo fue tal que miles de curiosos iban a ver ese lugar que cada vez más era conocido como Al Bracete. Y de AlBracete a Albacete, un paso, como podrá sospechar el avezado lector, la avezada lectora.
Por hoy vale.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Villacañas

El cuatro de septiembre fue mi primera intervención en el programa y me dediqué a desentrañar el significado del nombre de Villacañas, un pueblo de la provincia de Toledo con entrada directa desde la A4.
Hay mucha gente que cree, erróneamente, que el nombre de este pueblo se debe a estar ubicado en un lugar con muchos cañaverales, es decir, una villa entre las cañas: Villacañas. Sería demasiado sencillo.
La verdad es más compleja y trataré de desenredarla aquí y ahora.
El pueblo en cuestión se llamaba hace años la Villa, un nombre bastante insulso, inane incluso; pero un alcalde muy rumboso que tuvo, para promover el turismo, decidió cambiar el nombre por Villacañasytapas, y claro, con lo que es España, el pueblo empezó a llenarse de turistas y de gente que abarrotaba sus bares famosos por sus cañas y sus tapas.
Todo fue bastante bien hasta que llegó la crisis. Porque justo en ese momento, en el de la maldita crisis, fue cuando se tomó la dolorosa decisión de quitar las tapas (dinero obliga), y desde entonces el pueblo se quedó solo en Villacañas, que no es poco.
Y este es el origen del nombre de Villacañas.
Por hoy vale.

Empezamos

Este mes de septiembre empezó con calor del bueno, pero pasadas unas semanas parece que la cosa va normalizándose. Se agradece.
También comenzó el mes de septiembre con la nueva temporada de A VIVIR QUE SON DOS DÍAS CASTILLA LA MANCHA que dirige Juan Solo, los sábados y domingos de 12,00 a 14,00.
Este año don Juan tuvo la feliz idea de proponerme particiar en el programa los sábados pasada la una para hablar del origen e historia de los nombres de pueblos, villas y ciudades de nuestra Comunidad. No pude resistirme, a pesar de que la hora (como digo, las 13,00) no me agrada demasiado porque suelo estar todavía en cama, alimentando pereza o sueños, y sobre todo curándome en salud: porque es tumbado como más descansado trabaja el corazón, bombeando sangre a poca altura, se desgasta menos. Parece una tontería pero estoy seguro de que esto me permitirá vivir unos cuantos años de prórroga.
A pesar de mis reticencias iniciales don Juan consigió convencerme dándome todas las facilidades posibles, fue imposible negarme cuando me colocaron una línea rsdi en la misma mesilla de mi dormitorio y se comprometieron a enviarme todos los sábados a un técnico de la SER a casa para que me llevara el desayuno a la cama unos minutos antes de la conexión. Lo dicho, imposible.
Así pues sábado sí y sábado también vamos haciendo programa y, en un quítame allá esas pajas, llevamos ya unas semanas de toponimias que son fantásticas, las semanas y las toponimias, y como además de lo dicho la SER me paga una sustanciosa prima, pues he contratado internet en casa y he montado este blog para ir anotando aquí las susodichas toponimias, por si algún curioso, alguna curiosa, que no hubiera podido escucharlas tuviera a bien leerlas y disfrutarlas.
Por el momento es todo, en unos días pondré las toponimias pasadas y cada semana añadiré las nuevas.
Vale