domingo, 1 de noviembre de 2009

Talavera de la Reina

Dice Sandro Weltz que el nombre de esta ciudad se debe a que una reina, enamorada de los parajes que rodean la villa, donó su calavera para que fuera colocada en un punto elevado y pudiera seguir, eternamente, viendo los atardeceres hermosos del lugar. Por eso la ciudad se llamó Calavera de la Reina, y de ahí a Talavera, poca cosa.
Una vez más Sandro Weltz se equivoca y dice tonterías enormes: ¿qué reina donaría su calavera pidiendo que su cuerpo fuera desmembrado una vez muerta? cosas así no pasan aquí, como mucho en Francia (país donde se inventó la guillotina).
Vayamos a lo serio. Esta ciudad de orígenes inciertos fue conquistada por Quinto Fulvio Flaco en el, 181 a. C. para el Imperio Romano, y tomó el nombre de Caesarobriga, pasando a formar parte de la provincia lusitana. La evolución de este primer nombre derivó hasta pasar a ser Ébora. Luego volveremos sobre ello.
Llegaron los árabes y la denominaron Medina Al Talabayla que, según algunos estudiosos significa Ciudad (Medina) donde al talar bailan (Al Talabayla). Hay otros que afirman que Al Talabayla significa algo relacionado con buenas cerámicas, pero no hay constancia de ello. De hecho la ciudad siguió llamándose Ébora, al menos en secreto.
Pero no es hasta el siglo XV cuando la ciudad toma su nombre actual, pues fue en ese momento cuando la disputa de dos reinas por la corona de Castilla decidió el destino de la ciudad.
La Beltraneja (de los Trastámara de toda la vida) exigía la corona castellana, igual sucedía con Isabel (de los Católicos de toda la vida).
Aunque la antigua Ébora (hoy Talavera de la Reina) estuvo en tierras de la Beltraneja y su marido el rey de Portugal, la ciudad permaneció en el bando de Isabel la Católica. Cuando el conflicto terminó y resultó ser Isabel la que se llevó la corona al agua, quiso ésta compensar a la ciudad que había sufrido una dura opresión por parte de los beltranejeros y fue a hacer una real visita real, y fue en esa visita cuando dijo las famosas palabras que determinarían su nombre futuro: "esta ciudad está a la vera de la Reina" (pues había permanecido fiel, a su lado). Y he aquí la confusión (típica cuando uno estudia inglés): confundir el verbo estar y el verbo ser, pues la reina dijo "está a la vera de la Reina" y la gente que escuchaba entendió "es Taalavera de la Reina". Y claro, cualquiera se atrevía a contradecir a esa reina, si ella decía que la ciudad era Talavera de la Reina, pues así sería. Y desde entonces la ciudad tomó ese nombre, y a quien no le gustó, pues se marchó a Portugal y allí se fundó una ciudad llamada como antiguamente esta se llamaba: Ébora.
Por hoy vale.

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