lunes, 29 de marzo de 2010

Oropesa

El nombre de este lugar, Oropesa, es lo que los ingleses llaman un false friend, es decir, algo que parece evidentemente algo y no lo es. Salvo para amigos de los false friends como Sandro Weltz, que mete la pata hasta el corvejón cuando dice que el nombre del pueblo se debe a la famosa máxima de la familia de los Fugger ("el oro vale su peso en oro"), banqueros de Carlos V (que se arruinaron con él y con las Españas) de cuya estancia en el lugar no hay constancia ninguna.
El nombre de Oropesa viene de ¡Oh sorpresa! (es broma, jejeje), de una historia peculiar. Hay quienes dicen que en Oropesa, tiempo ha, no había villa ni gente, solo árboles y floresta domeñaban su geografía, dicen esto y es como no decir nada. La verdad es que sí hay un importante detalle: donde hoy está el pueblo (con su imponente Castillo Parador de Turismo) hubo antes un peral en el que un día, un pastor, descubrió que uno de sus frutos en vez de ser una pera (como debiera) era un oso. Así pues la gente de los alrededores se acercaba para ver el prodigio del Oso-Pera, que poco a poco iba formándose colgado de una rama.
Tanta fue la afición al prodigio que hubo quienes se quedaron allí y se fundó la villa del Osopera adonde acudían sin descanso peregrinos de toda ralea. Hasta que un día, hartos de tanta visita, y sobre todo para proteger al Oso-Pera que ya estaba nacido y no tenía el pobre ni un minuto para sus cosas, nada más que recibir y recibir visitas, decidieron los habitantes del lugar despistar a los curiosos y trastocaron la R por la S, y de Osopera pasaron a Oropesa, y así se quedó.
Por eso en el escudo de esta ciudad debiera haber un Oso y una Pera (y no un Madroño, como les plagiaron los de un pueblo cercano que se apropiaron de su escudo).
Otros estudiosos afirman que el lugar es el mismo en el que sucedió la famosa historia de la Sopa de Piedra, historia que cuenta como un grupo de personas, poniendo cada uno un poco de lo suyo, hicieron una sopa descomunal y exquisita (plato típico del lugar), y que para albergar tamaña sopa hubo que hacer una sopera gigantesca que todo aquel que la veía decía ¡Oh, sopera! Son muchas las generaciones de comedores de sopa que han saboreado la exquisita sopa del lugar. Quienes defienden esta historia dicen que de Oh-sopera a Oropesa un par de sorbos, y que el escudo de la villa debería ser una sopera gigantesca y humeante.
Yo voto por aglutinar corrientes y hacer un escudo con una sopera que tenga dentro un oso haciendo malabares con unas peras.
Por hoy vale.

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