lunes, 29 de marzo de 2010

Valdepeñas

Parece que el origen el pueblo es bastante evidente, aun así hay quienes no terminan de acertar en estas cuestiones. Pienso, como más de uno sospechará, en Sandro Weltz, quien afirma que el nombre del lugar proviene de Val de Piñas, porque era un valle en el que había muchas piñas (eso sí, no especifica si tropicales o de pino piñonero, qué hombre). Igual podría haber dicho Val de Peñas, porque había muchas rocas, o Val de Poñas, o Pañas, o Puñas... en fin, un delirio de estudio pseudosesudo.
Lo cierto es que el lugar era conocido porque era un valle bucólico y melancólico, un lugar adecuado para ir a sosegar las penas y a pasarlas en amor de límpidos riachuelos y pastoras Marcelas. De ahí el nombre que se le fue dando al lugar: Val de Penas
Poco a poco la fama del valle fue creciendo y eran tantos los que iban allí a lloriquear sus lamentos que surgieron los mesones y hospederías donde la gente, más que a sosegar las penas, trasegaba los caldos para ahogarlas. Y así fue creciendo en el lugar la tradición de los buenos vinos: se plantaron cepas y se empezó a producir cosecha propia. En esta época al lugar se le conoció como Val de Cepas.
Tan ricos eran los vinos que la gente dejó de ir para lamentarse y empezaron a ser legión quienes iban para alegrarse. Ir a cantar y a beber al lugar se convirtió en una tradición casi obligatoria. Y muchos de los jocundos visitantes se quedaron a vivir allí pretendiendo una fiesta perpetua. Y así fue como proliferaron las viviendas y nació la ciudad, que se organizaba, en vez de en barrios, en peñas (de feria y fiesta, por lo de perpetua). El lugar, pues pasó a ser, definitivamente, conocido como Val de Peñas. Valdepeñas.
Y por hoy vale. Y viva el vino.
Salud

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